lunes, 12 de diciembre de 2016

Pléyades. Diamantes entre el polvo




Para estrenar la nueva CCD decidí volver a los orígenes. Concretamente a M45. El cúmulo de las Pléyades fue uno de los primeros objetos que fotografié cuando comprobé que esto de la astrofotografía me gustaba y no era un calentón pasajero.

M45 es el cúmulo abierto más brillante y cercano a la Tierra. Sus 8 estrellas más brillantes forman un reconocible asterismo en la constelación de Tauro aunque realmente el cúmulo está formado por entre 500 y 1000 estrellas. En fotografía de larga exposición es muy característica la nebulosa azul de reflexión que brilla reflejando la luz de las jóvenes y energéticas estrellas que componen el cúmulo. Inicialmente se pensó que  podrían ser los restos de la propia nebulosa que dío lugar a la formación de las estrellas del cúmulo. Aunque ahora se sabe que simplemente las Pléyades están atravesando una zona de nebulosas oscuras y polvo galáctico que ocupa gran parte de la constelación de Tauro. Como un coche avanzando por la noche entre la niebla.

Con respecto a la CCD. Efectivamente, otro de los cambios que he llevado a cabo en el equipo es la renovación de la CCD. La nueva cámara es una Moravian G3-16200 equipada con el relativamente nuevo sensor KAF-16200. Se trata de un sensor que, sin llegar a ser Full Frame, tiene un tamaño mayor que el KAF-8300 que empleaba hasta ahora. Además sus 6 micras de tamaño de pixel le confieren una eficacia cuántica mayor. A ver que tal se me da trabajar con ella.


Y finalmente, como ejercício nostálgico he comparado el resultado actual con la imagen que obtuve 8 años atrás. Los medios eran diferentes porque aquella imagen la obtuve con un Newton 200 f5 y una cámara Canon EOS 400D. Pero bueno... para un novato tampoco estaba tan mal...¿no?







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